
CONSECUENCIAS
El abandono de animales no solo tiene un impacto significativo en la sociedad en general, sino que también acarrea consecuencias directas y devastadoras para los propios animales. Aparte de los problemas sociales y económicos que surgen de la proliferación de perros callejeros, los animales abandonados pueden enfrentar una serie de desafíos que afectan su bienestar físico y emocional. Desde la exposición a enfermedades y lesiones, hasta el trauma psicológico derivado de la pérdida de su hogar y su familia, los perros abandonados soportan una carga.
Influencia del abandono en el comportamiento

El comportamiento y la adaptación del can una vez adoptado se ve influida por la edad a la que este ha sido abandonado y la vida que ha tenido en su pasado. Hay perros que les afecta más que a otros. Si es abandonado un perro de familia a una edad considerable, este hasta puede llegar incluso a entrar en depresión. "Depende del individuo, sobre todo, y de las circunstancias", asegura la veterinaria, educadora canina (Comunicanis) y voluntaria en Patas Cantabria, Begoña López.
Hay perros abandonados que no les ha influido absolutamente nada el hecho de haber sido abandonados, y es porque este no es consciente de que ha sido abandonado. Tampoco tiene por qué interpretar el abandono, por tanto, el perro puede sufrir o no. "Si al perro, cuando lo dejan en el campo o en la calle lo pasa mal, ese perro ha sufrido o sufrirá. Lo pasará mal y tendrá secuelas o consecuencias. Pero si al perro lo dejan en un sitio y encuentra alimento, apego con la gente o elementos que le puedan proporcionar bienestar, no sufre", afirma Nacho Sierra; adiestrador canino y director de la Escuela de Formación Profesional Canina (Madrid).
Tras
la adopción, normalmente son menos capaces de adaptarse los que han tenido un
"duro abandono": "Hay perros que no notan nada, que se van felices como
perdices y no miran para atrás, otros que tienen unos miedos que son súper
trabajosos y llevan años sin quitar, otros que hay algún tipo de comportamiento
que no se les quita… todos llevan su mochila emocional", asegura Begoña López.
Regla del 3-3-3
Adoptar un perro implica un esfuerzo adicional que va más allá del simple acto de llevarlo a casa. Se requiere tiempo para la adaptación, tanto para que el perro se familiarice con su nuevo entorno como para que los dueños conozcan sus rutinas y personalidad. Begoña López destaca la curiosa realidad de que algunas personas devuelven a los perros después de uno o dos días de adopción. Para comprender mejor este proceso, menciona la regla del 3-3-3: en tres días, el animal se percata del cambio en su vida; en tres semanas, comienza a sentirse más seguro en su entorno; y hasta los tres meses, alcanza una seguridad plena, reconociendo su nuevo hogar como propio. Esta perspectiva destaca la necesidad de paciencia y compromiso durante el periodo de adaptación para lograr una transición exitosa en la adopción de perros.
Patricia Martínez, adoptante desde hace varios años, asegura que el período de adaptación de todos los perros que ha adoptado ha sido muy rápido y sencillo. Según Patricia, cada perro que ha acogido en su hogar se ha adaptado sorprendentemente bien a su nueva vida familiar. "Desde el primer día, los perros se han mostrado muy receptivos y han comprendido rápidamente las rutinas de la casa. Creo que la clave está en brindarles un ambiente de cariño y seguridad. Con un poco de paciencia y amor, se sienten parte de la familia en muy poco tiempo". Martínez también menciona que, aunque cada perro es diferente, todos han demostrado una gran capacidad de adaptación y han aportado mucho a la dinámica familiar, enriqueciendo sus vidas de maneras inimaginables.
Educación canina en el proceso de adaptación
La educación canina, según Begoña López, no se reduce a someter al perro ni permitirle hacer lo que quiera sin restricciones; más bien, implica encontrar un equilibrio. Este proceso facilita una comunicación efectiva entre el dueño y el perro, estableciendo límites y enseñando comportamientos deseables. Al adaptar a un perro después de la adopción, un educador canino desempeña un papel esencial al proporcionar orientación para corregir comportamientos no deseados y promover interacciones positivas. La educación canina, lejos de ser un acto de sometimiento, se presenta como una herramienta valiosa para fortalecer el vínculo entre el dueño y el perro, contribuyendo así a una convivencia armoniosa y satisfactoria.
Hace cinco años que Raquel Bollo es adoptante de una perra de raza considerada potencialmente peligrosa. Según ella: "Para el proceso de adaptación, la educación canina es fundamental. Con un entrenamiento adecuado, los ppp pueden convertirse en compañeros increíbles. Es crucial establecer una relación basada en el respeto y la confianza desde el principio".